sábado, 23 de septiembre de 2017

449. El campo

Vuelve el bochorno, septiembre no se escapa sin pronunciarse con el calor del membrillo fiel al refrán: “por el veranillo de San Miguel están los frutos como la miel”.
Ya verás como allí estás fresquita, le había pronosticado su tío a Elsa. La dejaba al cargo de su casa mientras él estaba de viaje. Un mes le parecía mucho tiempo a ella alejada de la ciudad.
La tarde caía cuando terminó de ponerlo todo a su gusto. Asomó la cabeza por la puerta trasera que daba al jardín y a un pequeño huerto. Su gesto imploraba un poco de aire y sí, una ligera brisa la acarició. ¡Por fin!
Corrió a su habitación y cogió su tablet que le permitía leer de noche. De un salto se subió a la hamaca de tela que colgaba de dos barrotes de hierro y se empezó a mecer. Sus ojos se cerraban, pero los abrió de pronto porque los chorros de la piscina del vecino saltaron y un grillo comenzó a cantar. Intentó leer pero no se podía concentrar. La luz de la pantalla le iluminaba el rostro y un ceño fruncido hablaba de su enfado.

El reloj cumplió su programación, los chorros cesaron y el grillo se calló. Elsa reanudó su lectura: “Caminar” de Henry David Thoreau. Influida por ella decidió que eso es lo que haría al día siguiente. Se llevaría entonces un libro para leer en algún descanso del camino, pero en papel y del mismo autor, quizás debido al título creía encontrar alguna indicación para emprender el vuelo, ella tan pegada al asfalto.


Con el suave balanceo cayeron de nuevo sus párpados, pero un ruido la despertó. Levantó la cabeza de la hamaca y aguzó el oído por si se repetía. Parecía un animalillo andando entre la hojarasca. Elsa, que se creía valiente porque no le daban miedo los ratones, enfocó su tablet para identificarlo. Nada. Se ayudó de un palo y movió las hojas secas. Nada, pero como el ruido seguía intermitente, esta vez cogió el palo de la fregona. Si era otra cosa más grande o larga le taparía la cabeza con el mocho para no verlo y lo mataría con algo más contundente.  
En vez de eso, chilló pidiendo ayuda, una enorme cucaracha dentro de un recipiente de plástico de forma acampanada luchaba por darse la vuelta arañando las paredes y amplificando el ruido.  

Volar” lo edita Pepitas de calabaza.

domingo, 10 de septiembre de 2017

448. Estamos de aniversario gordo

Sí, porque ya veis los que cumple este blog.


Me encanta, además, que el número de la entrada termine en ocho, aunque la entrada número 500 hubiera sido más redonda, pero este verano he publicado poco, por otras cosas que contaré en su momento.

Lo que sí quiero es dar las gracias a todos y a todas por acompañarme con vuestros comentarios. Y, también, a quienes solo han leído o no, y se han marchado.

A mí escribir en el blog me sigue dando satisfacciones, aunque el uso de las redes está más de moda y es más inmediato. Yo aquí me siento como en casa, escribo lo que quiero y como quiero, a veces, con multitud de errores, que agradezco, de paso, a quien se molesta en corregir, otra forma de aprender.
Cuando entro en la red me da la sensación de que he salido a dar un paseo por una ciudad y me voy encontrando con personas que conozco o no, y en mi timidez solo acierto en decir hola y adiós. Una torpeza por mi parte porque está demostrado que las redes sirven para más cosas.

Yo he aprendido mucho de quienes me visitáis y pretendo seguir aprendiendo. Y no me alargo más, solo deciros que seguiré aquí hasta que el cuerpo aguante.
La foto es mía, me gusta celebrar las décadas, así que este aniversario se merecía encender mis propias velas.

GRACIAS Y ABRAZOS.