martes, 29 de julio de 2008

36. Toc, toc, ¿hay alguien ahí?

He concluido mi desaparición a la vez que el libro de Enrique Vila-Matas Dr. Pasavento y me ha dado qué pensar.

No media hora al día, como recomiendan en Estados Unidos, según cuenta el filósofo alemán Boris Groys en Babelia: “ha habido estudios que han demostrado que se trata de una actividad que, siempre que no se abuse, genera unos procesos químicos que son provechosos para la buena salud”.

Me encantaría sacarle punta a esto, no tiene desperdicio, pero me apartaría del tema que quiero tratar y que se acerca más a la también opinión de este filósofo en respuesta a su entrevista:
¿Quién es el espectador -se pregunta y nos pregunta Groys- si todo el mundo quiere ser protagonista en la época de la cultura del espectáculo?, y recuerda a Guy Debord, el analista más lúcido de la cultura del espectáculo, el último espectador atento.

Tanto en la TV, como en YoyTube o MySpace: “todos quieren expresarse, todos son artistas”.
Yo, de verdad, pienso, como dijo Jacob Von Gunten, personaje literario de Rober Walser, que: “Las fatigas, los groseros esfuerzos que se precisan para alcanzar en este mundo honores y fama no están para mí”.

Me gusta como hace Vila-Matas “desaparecer y ausentarse al escribir y escribir para ausentarse” y, me gusta lo que dice Walser “alegrarse secretamente al comprobar que uno se oculta un poco”. Esto me recuerda a la infancia, esa alegría nerviosa que experimentábamos al jugar al juego del escondite, ese ocultarse un poco de los demás.

Me gustan muchas de las cosas que se dicen en Dr. Pasavento como cuando habla de la escritura misma: “No sé, trabajo en tinieblas y todo es misterioso, solo sé que me fascina escribir sobre el misterio de que exista el misterio de la existencia del mundo, porque adoro la aventura que hay en todo texto que uno pone en marcha..., esa línea de sombra que, al cruzarla, va a parar al territorio de lo desconocido...”

¡Si se pudiera compaginar la curiosidad del escritor con la del lector!

Se me está ocurriendo que no es tan descabellado el consejo, quizás si en vez de mirar la TV del verano todo el mundo al unísono (si los americanos siguen el consejo seguro los imitaremos), apagáramos “la caja tonta” media hora para pensar..., no, no me digas tú, que has leído el artículo, que es justo el tiempo del otro consejo que dan: hacer el amor para reducir el estrés. Entonces una hora mejor ¿vale?

Acabo de descubrir este enlace a una entrevista de Vila-Matas donde se puede conocer mejor a través de sus palabras.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La página del artículo de Boris Groys por si no la tienes a mano:
http://www.elpais.com/articulo/narrativa/consumo/hoy/gran/ideologia/elpepuculbab/20080726elpbabnar_1/Tes/

Isabel dijo...

Gracias, ahora pongo el enlace.

Anónimo dijo...

Estaría bien organizarse para el amor, el pensamiento y la creatividad; pero también está la lectura y la vida. Entre tantos afanes se nos escapa el tiempo. Comprendo lo de la fatiga y el esfuerzo y al final para nadie, porque nadie lee, como nos avisa Boris Groys.
A mí me gustaría también ser invisibles tras las palabras.
Gracias por la entrevista de Vila Matas.